Mis primeras experiencias con realidad virtual fueron en ferias y exhibiciones de tecnología que sólo ofrecían el típico juego de carril o sensorial que por lo bajo resultaban interesantes, pero limitados. Cuando Valve estrenó el trailer de Alyx, sin embargo, no sólo revitalizó el interés por la realidad virtual, si no que también la fe de los tantos seguidores de la saga Half-Life. Lamentablemente, y como a muchos, la emoción se volvió agridulce al no tener los medios para invertir en un costoso equipo de realidad virtual, pero gracias a un generoso amigo, tuve la oportunidad de sumergirme en Alyx después de un par de años de haberse estrenado a través de unos cascos Meta Quest 2.

Algo que he leído en muchos sitios para referirse al juego es que por sí solo justifica la compra de un set VR y la verdad es que estoy de acuerdo. Es una experiencia increíble que no se compara con ningún otro juego del mercado actual y sólo me hace desear que hubieran más juegos similares: haría más rentable el adquirir unos cascos, pero ese es un tema aparte. Para mí, Half-Life Alyx fue un gigantesco acierto tecnológico de Valve y un título que revitalizó mi pasión por la industria de los videojuegos.

Con tantos años de espera por una continuación de Episodio 2, Half-Life Alyx tenía mucho que entregar, sobre todo cuando algunos actores de voz de la saga ya han fallecido, parte del equipo desarrollador ya no está e incluso quizás el interés genera ha ido disminiuyendo. Afortunadamente, Valve ha hecho un excelente trabajo para satisfacer a los veteranos y a los recién llegados. El apartado visual es increíble, la música es fenomenal y la jugabilidad es exquisita. Valve tomó las consideraciones necesarias para desarrollar una obra de realidad virtual súper envolvente, interactiva e innovadora que resultó ser adrenalínica, a veces terrorífica, y por sobre todo, emocionante.

Basta con decir que los últimos minutos de juego me regalaron una muy grata sonrisa y entusiasmo que no sentía desde niño, y no sólo por la historia, sino que por la culminación de horas de innovación, diseño y jugabilidad en un mundo dentro de una nueva dimensión que deseo pueda explorarse mucho más en el futuro cercano.

He leído y escuchado a muchos decir que Alyx no tenía por qué ser un título de realidad virtual y sí, no tenía por qué serlo. Fácilmente podría haber sido un FPS más, pero algo que siempre he admirado de Valve es que cuando se plantea innovar, lo hace con creces. Aplaudo la intención de hacer algo diferente y tan bien hecho. Puedo decir con certeza que Valve aún tiene el poder para entregarnos experiencias increíbles, continuaciones de los tantos títulos que disfrutamos desde bien jóvenes, al mismo tiempo que impulsan a la industria a adentrarse a nuevos territorios tecnológicos que puedan ofrecer vivencias excepcionales.