Antes que nada, y sabiendo que seré repetitivo según desarrolle la crítica, comentar que el juego es... complicado.

En su día lo dejé apenas al principio, nada más llegar al primer altar, pero le he dado una segunda oportunidad y ha estado mucho mejor que la primera; al comienzo me frustré rápido y me sentí abrumado porque son muchas mecánicas e información de golpe: no queda muy claro en un principio su funcionamiento enrevesado, pero luego se acaba entendiendo y se acaba disfrutando poco a poco más y más.

Se nota, y mucho, que salió en la época de Dark Souls porque lo hicieron difícil a propósito, ya que esa era la moda y los desarrolladores quisieron aprovechar el tirón; y tiene, a su vez, como es lógico, características similares, como el pasilleo constante entremezclado junto a espacios más nucleares con varios caminos disponibles, lo que lo dota de cierta sensación de libre albedrío.

Las zonas están bien conectadas, muy bien conectadas, de hecho, y se siente orgánica cada transición.

En cuanto a su jugabilidad, es, básicamente, un juego de pelea en 3D con mecánicas de esquive y bloqueo direccional, así como cuatro posiciones para cambiar la postura, algo muy importante dentro del juego, que se intercalan y personalizan completamente, haciendo que, por ejemplo, la tercera patada en una posición X te lleve a la postura Y, lo que cambiaría el conjunto de movimientos a desarrollar, que, a su vez, en cualquier modo, pueden ser tanto fuertes como débiles y varían dependiendo del arte de combate elegido (en que se basará el desarrollo de tus estadísticas y su escalado), así como de las armas que portes, si se da el caso.

También podrás aprender ataques de tus enemigos observándolos, especialmente bloqueándolos o ejecutando tu movimiento especial, que suele ser una esquiva o un bloqueo total direccional en el momento preciso, lo que te permitirá añadirlos a tu plantel. Los enemigos, dependiendo de su fuerza, otorgarán experiencia, objetos de diferente rareza (algunos desconocida y rotos, lo que te obligará a gastar recursos en repararlos si quieres disfrutarlos en plenas facultades), y, los jefes, técnicas nuevas, así como armas y armaduras excepcionales. Todo completamente personalizable.

Lo dicho: es un juego ciertamente complicado, pero al final se acaba disfrutando si le das una oportunidad. Ese es, principalmente, su gran defecto: ser un juego de cierto nicho que no te tratará demasiado bien al principio, con una curva de aprendizaje muy pronunciada para un principiante, incluso aficionado a este tipo de género, que puede llegar a frustrarte lo suficiente como para que dejes de intentarlo, lo cual no es "pecata minuta".

7/10