Instalar o Steam
Iniciar sessão
|
Idioma
简体中文 (Chinês Simplificado)
繁體中文 (Chinês Tradicional)
日本語 (Japonês)
한국어 (Coreano)
ไทย (Tailandês)
Български (Búlgaro)
Čeština (Checo)
Dansk (Dinamarquês)
Deutsch (Alemão)
English (Inglês)
Español-España (Espanhol de Espanha)
Español-Latinoamérica (Espanhol da América Latina)
Ελληνικά (Grego)
Français (Francês)
Italiano (Italiano)
Bahasa Indonesia (Indonésio)
Magyar (Húngaro)
Nederlands (Holandês)
Norsk (Norueguês)
Polski (Polaco)
Português (Brasil)
Română (Romeno)
Русский (Russo)
Suomi (Finlandês)
Svenska (Sueco)
Türkçe (Turco)
Tiếng Việt (Vietnamita)
Українська (Ucraniano)
Relatar problema de tradução
Pero ninguno ha sido tan poderoso como el martillo de Jesús, el guerrero más grande que haya existido. Con su fuerza divina y su sabiduría celestial, ha luchado contra las fuerzas del mal y ha vencido a todos sus enemigos.
Su espada es la verdad, su escudo es la fe y su armadura es la justicia. Con ellas, ha enfrentado a los demonios del infierno y ha derrotado a los ejércitos de las tinieblas.
El martillo de Jesús no solo es un guerrero temible, sino también un líder justo y sabio. Ha guiado a su pueblo hacia la victoria en innumerables batallas y ha protegido a los más débiles con su amor incondicional.