"Aceptá las cosas tal y como son, no tal y como te gustaría que fuesen."


Cuando vi el primer tráiler de Clair Obscur: Expedition 33, sentí ese interes fuerte que aparece muy de vez en cuando. Intriga, fascinación… pero también un leve escepticismo. El tráiler era estéticamente impecable, con música impactante y una premisa potente. Pero ya he visto muchas veces lo mismo: grandes promesas, poca sustancia. En este caso, no fue así. Este juego no solo cumple, trasciende.

Un combate que exige presencia

La estructura de combate recuerda inevitablemente a Persona 5: turnos, múltiples personajes, habilidades combinadas. En el caso de Expedition 33 introduce una dimensión más física: la acción directa del jugador. Esquives, parrys, saltos. No basta con elegir bien una habilidad: tenés que ejecutar con precisión. Cada enemigo, incluso los más comunes, puede destruirte si no leés sus tiempos. No se trata solo de estrategia, sino de ritmo y reflejo.

Lo interesante es cómo esta exigencia no se vuelve frustrante, sino estimulante. El juego te entrena con paciencia, te deja fallar y aprender. Y cuando lo dominás, cada combate se vuelve una coreografía brutal y hermosa.
Es cierto que títulos como Sea of Stars también introdujeron mecánicas activas en turnos… pero Expedition 33 lleva esa idea hasta el límite, y la perfecciona.

Un mundo contenido, pero no pequeño

Otra decisión que me pareció brillante: el diseño del mundo. No es un mapa gigantesco al estilo Elden Ring o Breath of the Wild, sino un conjunto de zonas bien definidas, con identidad propia, secretos y jefes opcionales. No hay relleno, no hay kilómetros vacíos. Todo tiene peso. Y moverse entre áreas es simple, rápido, claro. Se siente más como recorrer una gran maqueta que un continente sin fin. Para mí, eso fue un alivio.

Duración justa, impacto pleno

En cuanto a la duración, otro acierto. Adoro Persona 5, pero se vuelve agotador. A veces, menos es más. Expedition 33 respeta tu tiempo: la historia avanza con buen ritmo, los arcos se cierran cuando deben, y hay momentos de respiro sin sentirse vacíos. Es un viaje que sabés cuándo empieza y cuándo termina… y que no querés que se alargue solo por relleno.

Parry, precisión y el único detalle flojo

Mi única crítica concreta es el sistema de parry. No siempre se siente consistente. Al principio pensé que era yo, pero viendo a otros jugadores frustrarse igual, entendí que podría ajustarse mejor. No lo hace injugable, pero sí le resta fineza en momentos clave. El esquive, en cambio, es mucho más intuitivo, aunque el parry premia más. Una mejora ahí podría convertirlo en un sistema realmente perfecto.

El arte como declaración de identidad

A nivel visual, Expedition 33 no pretende competir con los grandes gráficos de la industria. Pero no le hace falta. El diseño artístico es sublime. Cada escenario parece salido de una pintura. Cada enemigo tiene un lenguaje visual único. Los colores, los contrastes, las composiciones… todo respira estilo y alma. Fueron mas de diez veces en la que tuve que frenarme para hacer un screenshot del escenario que tenía en frente, ya sea proviniente de cinemáticas o meramente del gameplay mismo.
La música merece mención aparte. Tiene esa capacidad de acompañar sin robar atención, pero de vez en cuando se vuelve protagonista. Desde temas épicos hasta pasajes absurdamente encantadores como el de “Monoco”, la banda sonora hace lo que pocas: elevar sin distraer, emocionar sin empujar. Dedicar temas para momentos tan particulares demuestra el cariño que pusieron al crear esta joyita.

Una historia con corazón y sin atajos

La narrativa era mi principal temor. Una premisa potente —una entidad que marca la edad de quienes morirán, como una especie de muerte estética— puede naufragar fácil en clichés de “detener al malo” o “salvar al mundo”. Pero no. La historia de Expedition 33 es profundamente humana. No se resuelve con poder ni venganza, sino con identidad, pérdida y sentido. Hay dolor real, decisiones morales, personajes que no son solo avatares sino reflejos de algo más grande.

El personaje de Verso me atravesó. Sin entrar en spoilers, su arco me recordó a Blade Runner 2049, y esa figura del “falso elegido” que, sin ser especial, termina siendo más humano que nadie. Esa clase de guión no se ve todos los días y menos en los rpgs que estamos acostumbrados a ver, los cuales parecen una copia del anterior.

Elecciones con peso real

El juego tiene dos finales. No diré cuál es mejor, pero… si elegís el de Maelle, probablemente seas un psicópata funcional. Y eso está bien. Cada alma encuentra su espejo, como dije antes. Lo importante es que ambas rutas dejan una marca. No son “finales A y B”. Son decisiones que hablan de vos como jugador. De tu moral y tu ética.

Veredicto final

Clair Obscur: Expedition 33 no es solo un gran juego. Es un recordatorio de que todavía hay lugar para el riesgo, para la elegancia, para el arte en este medio.
Es el tipo de título que llega sin hacer ruido, pero se queda con vos por semanas.
Y cuando termina… sentís que viviste algo que no se repite.

10/10. Sin dudar.
Una obra extraña, elegante, y emocional.
De las que no se explican con trailers.