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hasta la poya te lo digo
EL MANIFIESTO COMUNISTA
Desgraciadamente, tengo que firmar solo el
prefacio de esta edición. Marx, el hombre a quien la
clase obrera de Europa y América debe más que a
ningún otro, Marx reposa al presente en el
cementerio de Highgate y sobre su tumba verdea ya
el primer césped. Después de su muerte no es
ocasión de rehacer o de completar el Manifiesto.
Creo, pues, necesario recordar aquí explícitamente
lo que sigue.
La idea fundamental e íntima del Manifiesto – a
saber: que la producción económica y la estructura
social que resulta forman indefectiblemente, en cada
época histórica, la base de la historia política e
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intelectual de esta época; que, por consecuencia
(después de la desaparición de la primitiva
propiedad común del suelo), toda la historia ha sido
una historia de luchas de clases, de luchas entre las
clases explotadas y las clases explotadoras, entre las
clases dominadas y las clases dominantes, en los
diferentes estados de su desenvolvimiento histórico;
pero que esa lucha atraviesa actualmente una etapa
en que la clase explotada y oprimida (el
proletariado) no puede emanciparse de la clase que
la explota y oprime sin emancipar al propio tiempo,
y para siempre, a toda la sociedad de la explotación,
de la opresión y de las luchas de clases, – esta idea
fundamental pertenece única y exclusivamente a
Marx. Lo he declarado a menudo; pero al presente
es preciso que esta declaración figure a la cabeza del
Manifiesto.
F. ENGELS.
Londres, 26 de junio de 1883.
MANIFESTO COMUNISTA
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III
Después de escrito lo que precede ha sido
necesaria una nueva edición alemana del Manifiesto,
e interesa recordar aquí los acontecimientos con él
relacionados. Una segunda traducción rusa – por
Vera Zassulitch – apareció en Ginebra en 1882;
Marx y yo redactamos el prefacio.
Desgraciadamente, he perdido el manuscrito alemán
original, y debo retraducir del ruso; lo que no es de
ningún beneficio para el texto.
"La primera edición rusa del MANIFIESTO
DEL PARTIDO COMUNISTA, traducido por
Bakunin, apareció después de 1860 en la imprenta
del "Kolokol. En ese momento, una edición rusa de
esta obra tenía tanto más que para el Occidente la
importancia de una curiosidad literaria. Ahora no es
CARLOS MARX Y FEDERICO ENGELS
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lo mismo. Cuan reducido era el terreno de acción
del movimiento proletario en el momento de la
aparición del Manifiesto (enero de l848) es lo que
resalta bien del último capítulo: Posición de los
comunistas ante los diferentes partidos de
oposición. Rusia y los Estados Unidos,
especialmente, no fueron mencionados. Era el
momento en que Rusia formaba la última gran
reserva de la reacción europea y en que la
emigración a los Estados Unidos absorbía el total
exceso de las fuerzas del proletariado de Europa.
Estos dos países proveían a Europa de primeras
materias y le ofrecían al propio tiempo mercado
para la venta de sus productos industriales. Los dos
servían, pues, de una y otra manera, de contrafuerte
a la organización social de Europa.
"¡Cuán cambiado está todo! Precisamente la
emigración europea ha hecho posible el colosal
desenvolvimiento de la agricultura en América del
Norte, cuya competencia ha conmovido en sus
cimientos a la grande y pequeña propiedad
territorial de Europa.. Es ella la que ha dado a los
Estados Unidos, simultáneamente, la facultad de
emprender la explotación de sus grandes recursos
industriales, con energía y medida tales que el
MANIFESTO COMUNISTA
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monopolio industrial de la Europa Occidental
desaparecerá rápidamente. Estas dos circunstancias
repercuten a su vez sobre la misma América. La
pequeña y la media propiedad campesina, piedra
angular de la organización política de América,
desaparece de continuo bajo la concurrencia de las
explotaciones agrícolas gigantescas, mientras que en
la industria se forma por la primera vez un
numeroso proletariado al lado de una fabulosa
concentración de capital.
"Pasemos a Rusia. Al producirse la revolución
de 1848- 49, los monarcas de Europa, así como la
burguesía veían en la intervención rusa el único
medio de salvación contra el proletariado, que
empezaba a tener conciencia de su fuerza. Hicieron
del zar el jefe de la reacción europea. Ahora es en
Gatchina, el prisionero de guerra de la Revolución,
y Rusia está en la vanguardia del movimiento
revolucionario de Europa. "El MANIFIESTO
COMUNISTA se propuso proclamar la
desaparición próxima e inevitable de la propiedad
burguesa. Pero en Rusia, al lado del capitalismo, que
se desarrolla febrilmente, y de la propiedad
territorial burguesa en vías de formación, más de la
mitad del suelo es propiedad común de los
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campesinos.
"Se trato, entonces, de saber si la comunidad
rural rusa, forma ya muy desnaturalizada de la
primitiva propiedad común del suelo, pasará
directamente a una forma comunista superior de la
propiedad territorial, o bien si debe seguir desde
luego el mismo proceso de disolución que ha
sufrido en el desenvolvimiento histórico de
Occidente.
"La única respuesta que se puede dar hoy a esta
cuestión es la siguiente: si la revolución rusa da la
señal de una revolución obrera en occidente, y las
dos se completan, la propiedad común actual de
Rusia podrá servir de punto de partida a una
revolución comunista.
"Londres, 21 de enero de 1882."
Una nueva traducción polaca apareció hacia esa
época en Ginebra: MANIFEST
KOMMUNISTYCZNY.
Después, una nueva traducción danesa ha
aparecida en la "Socialdemokratik Bibliothek",
Copenhague, l885. Desgraciadamente, no está
completa; algunos pasajes esenciales, que parecen
MANIFESTO COMUNISTA
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haber detenido al traductor, han sido omitidos, y
aquí y allá se notan trazas de negligencia que son
tanto más lamentables cuanto que se ve por el resto
que la traducción habría podido ser excelente con
un poco más de cuidado.
En 1886 aparece una nueva traducción francesa
en "Le Socialiste, de París; es hasta ahora la mejor.
Después de ésta ha aparecido en el mismo año
una versión española, primero en "El Socialista" y
luego en folleto: MAMIFIESTO DEL PARTIDO
COMUNISTA, Madrid.
A título de curiosidad diré que en 1887 fue
ofrecido a un editor de Constantinopla el
manuscrito de una traducción armenia; el excelente
hombre no tuvo el valor de imprimir un folleto
sobre el cual figuraba el nombre de Marx, y pensó
que sería preferible que el traductor apareciese
como autor; lo que éste se negó a hacer.
Después han sido reimpresas diferentes veces en
Inglaterra ciertas traducciones americanas más o
menos inexactas, y por fin una traducción auténtica
ha aparecido en 1888. Esta es debida a mi amigo
Samuel Moore, y ha sido revisada por los dos antes
de su impresión. Lleva por titulo: MANIFESTO
OF THE COMMUNIST PARTY, Londres. Yo he
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reproducido en la presente. edición algunas notas de
esa traducción inglesa.
El Manifiesto tiene vida propia. Recibido con
entusiasmo en el momento de su aparición por la
vanguardia poco numerosa del socialismo científico
(como lo prueban las traducciones citadas en el
primer prefacio), fue pronto relegado al olvido por
la reacción que siguió a la derrota de 1os obreros
parisinos en junio de 1848 y proscrito "por ley" a
consecuencia de la condena de los comunistas de
Colonia en noviembre de 1852. Como el
movimiento obrero que se inició con la revolución
de Febrero, el Manifiesto también desaparece de la
escena política.
Cuando la clase obrera europea hubo
recuperado las fuerzas para un nuevo asalto contra
el poderío de las clases dominantes, nació la
Asociación Internacional de los Trabajadores. Esta
tenía por objeto reunir en un inmenso ejército a
toda la clase obrera de Europa y América. No
podía, pues, partir de los principios expuestos en el
Manifiesto. Debía darse un programa que no cerrara
la puerta a las "Trade-Unions" (Uniones industriales
inglesas), a los prudonianos franceses, belgas,
italianos y españoles ni a los lasalianos alemanes.
MANIFESTO COMUNISTA
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Este programa – el preámbulo de los Estatutos de
la Internacional – fue redactado por Marx con una
maestría que fue reconocida hasta par Bakunin y los
anarquistas. Para la victoria definitiva de las
proposiciones insertas en el Manifiesto, Marx se
remitía únicamente al desarrollo intelectual de la
clase obrera que debía resultar de la comunidad de
acción y de discusión. Los acontecimientos y las
vicisitudes de la lucha contra el capital, las derrotas
más todavía que los éxitos, no podían dejar de hacer
sentir a los combatientes la insuficiencia de todas
sus panaceas y de tornarlos capaces de penetrar
hasta las verdaderas condiciones de la emancipación
obrera, Marx tenía razón. La clase obrera de 1874,
después de la disolución de la Internacional, era
diferente de la de l864, en el momento de su
fundación. El prudonismo de los países latinos y el
lasalismo propiamente dicho en Alemania estaban
en la agonía, y las mismas Uniones industriales
inglesas, entonces ultraconservadoras, se acercaban
poco a poco al momento en que el presidente del
Congreso de Swansea, en 1887, pudiera decir en su
nombre: "El socialismo continental ha dejado de ser
para nosotros un espantajo". Pero el socialismo
continental casi estaba identificado en 1887 con la
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teoría formulada en el Manifiesto. Y así la historia
del Manifiesto refleja hasta cierto punto la historia
del movimiento obrero moderno desde 1848.
Actualmente es, sin duda, la obra más extendida, la
más internacional de toda la literatura socialista, el
programa común de millones de obreros de todos
los países, de Siberia a California.
Y sin embargo, cuando apareció no pudimos
titularle Manifiesto "socialista". En 1847 se
comprendía bajo este nombre de socialista dos
géneros de personas. De un lado, los partidarios de
diferentes sistemas utópicos, especialmente los
owenistas en Inglaterra y los furieristas en Francia,
que no eran ya unos y otros sino simples sectas
agonizantes. De otra parte, los múltiples curanderos
que querían, con sus panaceas variadas y con toda
suerte de remiendos, suprimir las miserias sociales
sin tocar el capital y el interés. En ambos casos,
agentes que vivían fuera del movimiento obrero y
que buscaban más bien apoyo cerca de las clases
"instruidas". Al contrario, esa parte de los obreros
que, convencida de la insuficiencia de los simples
trastornos políticos, quería una transformación
fundamental de la sociedad se llamaba entonces
"comunista". Era un comunismo apenas elaborado,
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muy instintivo, a veces un poco grosero; pero fue
asaz pujante para producir dos sistemas de
comunismo: en Francia, la "Icaria", de Cabet, y en
Alemania, el de Weitling. El socialismo representaba
en 1847 un movimiento burgués; el comunismo, un
movimiento obrero. El socialismo era, al menos en
el Continente, un pasatiempo mundano; el
comunismo era otra cosa. Y como nosotros
opinábamos por entonces muy claramente que "la
emancipación de los trabajadores debe ser obra de
los trabajadores mismos", no pudimos vacilar un
instante sobre la denominación que escogeríamos.
Después no se nos ha ocurrido jamás modificarla.
"Proletarios de todos los países, ¡uníos!". Sólo
algunas voces nos respondieron cuando lanzamos
estas palabras por el mundo, hace ya cuarenta y dos
años, en vísperas de la primera revolución
parisiense, en la cual el proletariado se insurreccionó
en nombre de sus propias reivindicaciones. Mas el
28 de setiembre de 1864 los proletarios de la
mayoría de los países de la Europa Occidental se
reunieron en la Asociación Internacional de los
Trabajadores, de gloriosa memoria. La Internacional
no vivió sino nueve años; pero los lazos que ella
estableció entre los proletarios de todos los países
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subsisten todavía, y no hay mejor prueba que la
jornada de este día. En el momento en que escribo
estas líneas el proletariado de Europa y América
pasa revista a sus fuerzas, por la primera vez
movilizadas en un solo ejército, bajo la misma
bandera y para un objetivo inmediato: la fijación
legal de la jornada normal de ocho horas,
proclamada ya en 1866 por el Congreso de la
Internacional celebrado en Ginebra y de nuevo por
el Congreso obrero de París en 1889. El espectáculo
de hoy demostrará a los capitalistas y a los
propietarios territoriales de todas las naciones que,
en efecto, los proletarios de todos los países están
unidos.
¡Qué Marx no esté a mi lado para verlo con sus
propios ojos!
F. Engels.
Londres, 1° de mayo de 1890.
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ustedes cuando ban al guachinche q piden??
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