Uno de esos juegos que da auténtica pena que se terminen. Michael Ancel ya había demostrado con creces que era un auténtico artista en el diseño de videojuegos, pero por si alguien lo dudaba, y Child of Light es una obra de arte puesta al servicio del jugador.

En un rpincipio la historia puede parecer un tanto infantil y típica, y en cierta medida lo es, pero la forma de narrarla es tan exquisita que no importa que parezca uno de esos típicos cuentos que leíamos de pequeños, contiene partes originales en cuanto a su planteamiento y detalles de pura genialidad en sus diálogos, como el hecho de que aparezcan en forma de verso. En la Austria del siglo XIX se ha desatado la oscuridad por la muerte de sus monarcas, y nosotros encarnamos a Aurora, la hija "buena" que debe reestablecer la luz. Por el camino nos encontramos gran cantidad de personajes secundarios que iremos manejando, pero eso es otra parte del juego que ya analizaré.

Todos los escenarios han sido dibujados a mano, dando la sensación de que nos encontramos en un lienzo, con gran cantidad de detalles, mucha originalidad y paletas de colores elegidas según el entorno en el que nos encontremos, todo ello en un entorno 2D que recordará bastante a "Dust: An Elysian Tail" pero sólo en el aspecto, pues las diferencias son bastantes. Encontraremos pobladas ciudad en las que hablar con sus habitantes, cuevas recónditas, bosques lúgubres, mares, acantilados, edificios, etc, mucha variedad en cuanto a los paisajes, y mucho mundo que explorar; nuestro fiel Igniculus (una especie de bombilla extremadamente útil) iluminará zonas ocultas.

Pasemos al sistema de juego, nos movemos con libertad por el entorno, aunque en un principio no podremos llegar a lugares inaccesibles del escenario (hasta llegar a cierto punto del juego y suceso que no desvelaré para no hacer spolier), cada mapa se encuentra repleto de cofres, potenciadores, lugares secretos..., conviene pararse por los escenarios y explorarlos concienzudamente, pues compensa con creces. Estas zonas están repletas de enemigos también, aunque no nos atacarán a menos que nos acerquemos. El diseño de estos es muy variado, existen gran cantidad de criaturas que pueblan el mundo de Lemuria, y según avancemos serán más poderosas y temibles. También existen jefes finales y subjefes ocultos que nos harán sudar tinta cuando nos enfrentemos a ellos, pero las recompensas bien merecen la pena.

A raíz de los enemigos hay que detenerse en el sistema de combate, por turnos, nosotros manejamos dos personajes como máximo mientras que los enemigos pueden ser hasta tres, cada uno de los personajes es tan diferente a los otros que de nuestra destreza y capacidad estratégica dependerá el éxito en batalla; según nuestros planteamientos las más simples batallas serán un infierno o las más complicadas un paseo (recomiendo encarecidamente jugar en el máximo nivel de dificultad). Podemos realizar una acción por turno al igual que los enemigos, pero es algo subjetivo, pues podremos ayudarnos de nuestros hechizos, pócimas o golpes especiales; el catálogo es bastante rico y extenso, y las batallas son exquisitas y amenas; espartanas en cuanto a la vista, pero muy adictivas. Al vencer obtendremos puntos de experiencia para repartir y recompensas varias. Las hojas de personaje son muy extensas.

Luego tendremos a nuestra disposición el Oculi, elementos que encontraremos de muchas formas y que al mezclarlos conseguiremos Oculis más potentes con beneficios para nuestros personajes. Además encontraremos los "brillos", pequeñas mejoras pero permanentes. Por las zonas que recorramos encontraremos misiones secundarias, no son muchas, pero sí lo suficientemente entretenidas para hacerlas, y las recompensas merecen la pena también, todo lo que obtengamos ayudará en el combate.

Hay que destacar también la banda sonora, exquisita, con piezas musicales interpretadas con instrumentos clásicos, acordes con la situación que acontezca en el juego, cambia para las batallas, se torna alegre según la zona que recorramos, más tétrica si nos acecha algún mal, cambia para jefes y subjefes, todas hechas con especial mimo y cariño. No hay voces en el juego, sí en los vídeos, en perfecto castellano, y los efectos sonoros también destacan por su calidad. Las animaciones no son destacadas pero no es este un juego en que esto se deba tener en cuenta. Además como el mundo a explorar es muy extenso son muchas las horas que destinaremos a completarlo.

Una obra maestra en toda regla, es un juego que desprende personalidad por los cuatro costados, rico en detalles, con una gran jugabilidad, épicas batallas y que garantizará diversión para todos los públicos, uno de esos juegos realizados con mimo, como algo artesanal, lejos de tantos clones insípidos que sólo nos muestran gráficos hiperrealistas pero que no ofrecen nada más.

NOTA 9´5/10

Uno de esos juegos que da auténtica pena que se terminen. Michael Ancel ya había demostrado con creces que era un auténtico artista en el diseño de videojuegos, pero por si alguien lo dudaba, y Child of Light es una obra de arte puesta al servicio del jugador. En un rpincipio la historia puede parecer un tanto infantil y típica, y en cierta medida lo es, pero la forma de narrarla es tan exquisita que no importa que parezca uno de esos típicos cuentos que leíamos de pequeños, contiene partes originales en cuanto a su planteamiento y detalles de pura genialidad en sus diálogos, como el hecho de que aparezcan en forma de verso. En la Austria del siglo XIX se ha desatado la oscuridad por la muerte de sus monarcas, y nosotros encarnamos a Aurora, la hija "buena" que debe reestablecer la luz. Por el camino nos encontramos gran cantidad de personajes secundarios que iremos manejando, pero eso es otra parte del juego que ya analizaré. Todos los escenarios han sido dibujados a mano, dando la sensación de que nos encontramos en un lienzo, con gran cantidad de detalles, mucha originalidad y paletas de colores elegidas según el entorno en el que nos encontremos, todo ello en un entorno 2D que recordará bastante a "Dust: An Elysian Tail" pero sólo en el aspecto, pues las diferencias son bastantes. Encontraremos pobladas ciudad en las que hablar con sus habitantes, cuevas recónditas, bosques lúgubres, mares, acantilados, edificios, etc, mucha variedad en cuanto a los paisajes, y mucho mundo que explorar; nuestro fiel Igniculus (una especie de bombilla extremadamente útil) iluminará zonas ocultas. Pasemos al sistema de juego, nos movemos con libertad por el entorno, aunque en un principio no podremos llegar a lugares inaccesibles del escenario (hasta llegar a cierto punto del juego y suceso que no desvelaré para no hacer spolier), cada mapa se encuentra repleto de cofres, potenciadores, lugares secretos..., conviene pararse por los escenarios y explorarlos concienzudamente, pues compensa con creces. Estas zonas están repletas de enemigos también, aunque no nos atacarán a menos que nos acerquemos. El diseño de estos es muy variado, existen gran cantidad de criaturas que pueblan el mundo de Lemuria, y según avancemos serán más poderosas y temibles. También existen jefes finales y subjefes ocultos que nos harán sudar tinta cuando nos enfrentemos a ellos, pero las recompensas bien merecen la pena. A raíz de los enemigos hay que detenerse en el sistema de combate, por turnos, nosotros manejamos dos personajes como máximo mientras que los enemigos pueden ser hasta tres, cada uno de los personajes es tan diferente a los otros que de nuestra destreza y capacidad estratégica dependerá el éxito en batalla; según nuestros planteamientos las más simples batallas serán un infierno o las más complicadas un paseo (recomiendo encarecidamente jugar en el máximo nivel de dificultad). Podemos realizar una acción por turno al igual que los enemigos, pero es algo subjetivo, pues podremos ayudarnos de nuestros hechizos, pócimas o golpes especiales; el catálogo es bastante rico y extenso, y las batallas son exquisitas y amenas; espartanas en cuanto a la vista, pero muy adictivas. Al vencer obtendremos puntos de experiencia para repartir y recompensas varias. Las hojas de personaje son muy extensas. Luego tendremos a nuestra disposición el Oculi, elementos que encontraremos de muchas formas y que al mezclarlos conseguiremos Oculis más potentes con beneficios para nuestros personajes. Además encontraremos los "brillos", pequeñas mejoras pero permanentes. Por las zonas que recorramos encontraremos misiones secundarias, no son muchas, pero sí lo suficientemente entretenidas para hacerlas, y las recompensas merecen la pena también, todo lo que obtengamos ayudará en el combate. Hay que destacar también la banda sonora, exquisita, con piezas musicales interpretadas con instrumentos clásicos, acordes con la situación que acontezca en el juego, cambia para las batallas, se torna alegre según la zona que recorramos, más tétrica si nos acecha algún mal, cambia para jefes y subjefes, todas hechas con especial mimo y cariño. No hay voces en el juego, sí en los vídeos, en perfecto castellano, y los efectos sonoros también destacan por su calidad. Las animaciones no son destacadas pero no es este un juego en que esto se deba tener en cuenta. Además como el mundo a explorar es muy extenso son muchas las horas que destinaremos a completarlo. Una obra maestra en toda regla, es un juego que desprende personalidad por los cuatro costados, rico en detalles, con una gran jugabilidad, épicas batallas y que garantizará diversión para todos los públicos, uno de esos juegos realizados con mimo, como algo artesanal, lejos de tantos clones insípidos que sólo nos muestran gráficos hiperrealistas pero que no ofrecen nada más. NOTA 9´5/10